albertogallego's blog

sábado, junio 06, 2020

Ensayo Módulo 1. Reflexión sobre un ejemplo de desiguladad.


Como hemos visto en los materiales del curso, decían Berger y Lukmann en los años 60, que las sociedades construimos colectivamente significados compartidos de lo que nos rodea para dar sentido a nuestras vidas, y que lo asumimos como verdades objetivas, naturales y modelos a imitar.
Nada es neutral al género, así que la desigualdad es fácil de encontrar en sectores culturales, dónde los hombres y mujeres ya tienes definido un rol de género claro.
Este rol de género en este sentido en muy incisivo en las cualidades que tiene que tener una mujer,  una mujer que se dedique a la música, una mujer que se dedique a la música popular, una mujer que tenga cierta edad.
La comparativa es triste, puesto que el mensaje social es que cuando se supera cierta edad, las mujeres cantantes deben dejar de ser provocativas a nivel sexual, puedes ser Patti Smith o Deborah Harry, por poner unos ejemplos femeninos, que viviendo su sexta década, dentro de su ámbito siguen en activo, asumiendo un papel de leyenda en el que se les permite seguir actuando, ser referentes, pero en pequeña escala, nada masivo, y me planteo si es porque han decidido no comunicar su sexualidad.

La situación contraria la vemos en Madonna, una mujer de 61 años que se ha negado a dejar de lado la expresión de su sexualidad, algo que ha hecho en toda su carrera, que hizo correr ríos de tinta en su juventud, y que ahora lo sigue haciendo, pero es una tinta de otro color. Las normas de género también se extienden como plagas en la industria musical mainstream.
La mayoría de los críticos musicales (hombres) y sorprendentemente muchos periodistas jóvenes (hombres) descargan contra ella una especia de rabia inexplicable, dejando en segundo plano la calidad de sus trabajos artísticos, y centrándose en un ataque feroz hacia su expresión sexual, algo que parece ser que una mujer no puede hacer a determinada edad.
Si David Bowie o Bruce Springsteen han seguido haciendo lo mismo que han hecho durante toda su carrera, son venerados como titanes de la música, a los que , además de sus cualidades artísticas, se les valora la fidelidad a sus principios musicales y/o estéticos (si, también tienen estética).
A Madonna eso no se le permite, su fidelidad a sí misma es cuestionada de forma cada vez más feroz, acrecentada por la variable de la edad, el “aggeism” como ataque a toda mujer que pretenda sentirse atractiva o sexual a partir de cierta edad, algo que en un hombre no es siquiera cuestionado. ¿se la percibiría de otra forma si abrazase una expresión más de señora acorde al rol de género establecido?

Pero aparte de la sexualidad hay algo más en los roles de género, ya que no se espera que una mujer sea fuerte, agresiva, independiente o insumisa.
Parece que esta construcción social del género ha incluido en la definición del estereotipo  de “mujer” o “femenino” un supuesto “recatamiento” que a los “hombres” no se les pide, y parece que se ha asumido como verdad universal. Romper esa verdad cuestiona el entendimiento de nuestra existencia (como lo hacen otras verdades aceptadas como universales) y hay una parte de la sociedad que se niega a cuestionar lo establecido.
Ese modelo es sin duda dañino y debe ser deconstruido, en sociedades capitalistas agresivas, como la de Estados Unidos, encontramos que a cantantes como Britney Spears se las considera “abuelas” con 38 años, pero no se las considera niñas cuando a los 16 son hipersexualizadas para crear un producto musical que genere millones en beneficios.
Pensar en formas de reducir o eliminar este comportamiento no es fácil, pues al final la dimensión sale de la cultura y entra en las relaciones de género y poder, ojalá pudiese tener porcentajes reales, pero me da la sensación de que los responsables de las discográficas, críticos musicales, promotores, managers, y la mayor parte del tejido de la industria musical, está ocupado por hombres…

¿Qué podemos hacer? Pues como en el resto de los ámbitos, comencemos por “Dejar vivir..” bajo esta expresión quiero transmitir la posibilidad que todos tenemos de, voluntariamente, dejar de sentirnos amenazados o cuestionados por la elección de otras personas, en toda su actividad como miembros de una sociedad.
En nuestra mano y voluntad está la posibilidad de cuestionar los modelos heredados, reenfocar la forma de percibir ese tipo de comportamientos. Si algo nos molesta podemos preguntarnos ¿tiene el género algo que ver en esto?... ¿es porque lo hace o lo dice una mujer? ¿lo considero más valioso o correcto porque lo dice un hombre?...

Mientras desarrollamos esa capacidad, podemos eliminar la capa despectiva que nos transmiten algunos medios, escuchar el disco de Madonna, y decidir por nosotros mismos si nos gusta o no, sin que nos suponga un problema que a los sesenta años siga enseñando las tetas. 

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