Módulo IV. La igualdad en las Administraciones Públicas
La admisnitración pública, en su inmensidad y complejidad, es un entorno ideal para que, desde nuestro puesto, cada miembro de este enorme colectivo podamos contribuir al alcance de la igualdad plena.
Si nos ponemos a pensar en que podríamos hacer, surgen muchísimas pequeñas y grandes acciones que nos permiten aportar elementos igualitarios y reducir la desigualdad por cuestión de género. Siempre partiendo de que las gafas violeta no pesan, y las podemos llevar puestas todo el día para ver mejor todo lo que hacemos.
Por ejemplo en la contratación pública; los contratos son una de las armas más poderosas de las administraciones públicas, ya que suponen un motor económico para las empresas de todos los tamaños. Aplicar la perspectiva de género en el planteamiento, concesión, ejecución y evaluación de los contratos públicos es un camino muy constructivo para las partes implicadas, es decir, empresas y las administraciones públicas. Pueden plantearse medidas de apoyo concretas como el diseño de guías de aplicación de criterios de igualdad, que permitan a las empresas resolver dudas y aplicar estos criterios de manera normalizada. De esta forma, el beneficio es doble, por un lado la empresa en sí se beneficia del asesoramiento, mejorando sus políticas de igualdad, por otro lado, la administración se beneficia de trabajar con empresas igualitarias.
El uso del lenguaje inclusivo es una magnífica acción que cada uno de nosotros podemos desarrollar. Desde las administraciones públicas tenemos un enorme poder de comunicación con la ciudadanía y entre adminsitraciones, un público potencial muy grande, con caracter comunicacional cautivo, pues estamos obligados a escucharnos. Es por ello, que desde nuestro puesto, ya sea hacia el exterior o hacia las personas que nos rodean en nuestro entorno de trabajo, ya sea comunicación formal o institucional o en una reunión informal, el uso del lenguaje inclusivo tiene un alcance expansivo, porque en una sola palabra puede hacer visible lo que para alguna gente quizá no lo sea. Si surgen críticas, algo probable, quizá la mejor respuesta sea la información; ser asertivos y no fomentar debates sobre el uso gramatical o la costumbre, porque siempre que sea cuestionado el uso del lenguaje inclusivo, podemos dar los argumentos necesarios que justifican su implantación, la pedagogía es siempre una sólida respuesta a las críticas.
Visibilizar la igualdad. Parece una obviedad, pero en muchas administraciones parte de las empleadas y empleados públicos viven ajenos al espacio institucional que la igualdad tiene por ley. Quizá nosotros podemos, de forma individual, buscar en nuestra administración a la persona responsable de igualdad, ir a su despacho, hablar con ella, informarnos y asesorarnos sobre las políticas de igualdad de nuestra administración; por ejemplo, conocer el plan de igualdad de nuestro organismo, saber desde cuando está en vigor, descubrir sus objetivos y plantearnos las formas de contribuir a su consecución desde nuestro puesto.
Para visibilizar la igualdad además, podemos plantear, a los responsables de comunicación interna, que el espacio de igualdad tenga un gran protagonismo en los portales de intranet e internet.
También pueden fomentarse acciones de comunicación interna como una newsletter o una sección en una de las publicaciones periódicas internas que muchas administraciones tienen.
La formación en igualdad es uno de los mejores vehículos para que el conjunto del funcionariado y demás empleadas y empleados públicos nos pongamos las gafas violeta.
Otra acción personal es observar nuestro entorno, mirar alrededor, ver a nuestras compañeras y compañeros, descubrir cuantos son, analizar las relaciones de puestos de trabajo (los portales de transparencia dan muchísima información); comprobar si somos paritarios en nuestra área, y retomar la perspectiva de los tres roles para ver, por ejemplo, cuantas mujeres ocupan puestos directivos. Podemos seguir más allá de nuestro entorno, ver que ocurre en otras áreas, y tener una perspectiva global, que siempre ayuda a clarificar y dimensionar el estado de la igualdad en nuestro entorno profesional.
Sin embargo, no
podemos olvidar que la administración es “rara avis”, ya que la ley la impulsa
a predicar con el ejemplo, y su entorno está en cierto modo cerrado, como en un laboratorio. Pero
quizá, por eso precisamente, su naturaleza hace más fácil de evaluar los logros de las
políticas y acciones llevadas a cabo, ya que por ser precisamente ser un entorno relativamente
cerrado, nos da posibilidades de encontrar indicadores claros para evaluar por ejemplo,
el éxito de un plan de igualdad.
Lo importante es asumir que las gafas violeta no pesan, y nos ayudan a ver mejor, no solo en nuestro entorno profesional de administraciónes públicas, que llevarlas puestas todo el día nos hace ver mejor en todos los aspectos de nuestra existencia.
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